Co-firmar un crédito es una decisión trascendental que puede fortalecer las oportunidades de un familiar o amigo, pero también implica compromisos legales y financieros significativos. Antes de asumir esta figura, es vital comprender sus alcances, riesgos y beneficios potenciales.
Un cofirmante o codeudor es la persona que añade su historial y puntuación crediticia a la solicitud de un préstamo ajeno. Su intervención busca que el prestatario principal acceda a mejores condiciones o califique cuando no cumple los requisitos por sí solo.
Contrario a un avalista, el cofirmante asume misma responsabilidad legal sobre la deuda. Si el solicitante principal no paga, la entidad financiera puede exigir el pago íntegro directamente al codeudor.
Antes de firmar, el prestamista evalúa tanto al solicitante principal como al cofirmante. Los criterios incluyen:
Una solicitud clara, con documentos de ingresos y estados de cuenta actualizados, facilita la aprobación.
Es habitual confundir al cofirmante con el coprestatario o el avalista. Cada figura cumple un rol distinto:
El coprestatario comparte tanto la propiedad del bien como la responsabilidad, mientras el avalista solo garantiza el pago ante impago, sin integrarse al contrato principal.
Al firmar como codeudor, la deuda figura en tu informe crediticio desde el primer pago programado. Cualquier retraso produce un impacto negativo en tu historial crediticio, visible para futuros prestamistas.
Según el Código Civil de California § 1799.91, el acreedor no está obligado a agotar medios contra el prestatario antes de reclamar al cofirmante. Esto implica una obligación de pago inmediata si el titular principal falla.
Si el prestatario principal incurre en mora, el cofirmante asume:
En caso de bancarrota del solicitante, el codeudor puede quedar expuesto al pago total inmediato y ver su estabilidad financiera afectada de forma severa.
Una deuda co-firmada reduce tu margen para solicitar nuevos créditos. Esta capacidad crediticia limitada a futuro puede impedirte aprovechar oportunidades como una hipoteca o financiamiento educativo.
Sin embargo, si los pagos son puntuales, tanto prestatario como cofirmante pueden mejorar su calificación crediticia, demostrando disciplina y solvencia.
Existen escenarios en los que co-firmar resulta beneficioso:
No obstante, antes de decidir:
Es esencial firmar con plena conciencia de los términos y tu exposición. Una relación de confianza y compromiso debe sustentarse en un contrato claro y, de ser posible, asesoría legal especializada.
En definitiva, co-firmar un crédito implica un balance entre el deseo de ayudar y la necesidad de proteger tu futuro financiero. Infórmate, reflexiona y actúa con cautela para asegurar que esta decisión sea provechosa para ambas partes.
Referencias